Desde nuestro anuncio nuestras familias se habían unido, Tara y Luciano elegían la pintura del cuarto del bebé, dentro de un mes sabríamos el sexo del pequeño, yo muy en mi interior deseaba tener una hija, aunque no fuésemos sus padres biológicos, la idea de tenerla en mis brazos me entusiasmaba más, el proceso de ver cómo crecía, como se iba formando, escuchar su corazón resonar en la habitación, ver cómo se movía y daba patadas, era un poco molesto no poder sentir como se movía el bebé en la panza, pero no queríamos incomodar a Bethany, sabíamos que aunque no quisiera a su bebé era difícil para ella desprenderse de una pequeña criatura que como veíamos iba causando cambios en su cuerpo, era parte de ella también.
Aunque era imposible retractarse, ya. El asunto de Jessie también me tenía
