Esa tarde Sofia comenzó a sentirse muy mal, su cabeza daba mil vueltas y estaba a punto de vomitarse. –¡Sofia! ¿Estás bien? – preguntó Connor, viendo a su asistente pálida como un papel. Ella asintió con la cabeza, pero la verdad era que su cuerpo estaba gravemente descompensado. –Ven conmigo – Connor la agarró de la cintura y entonces quiso caminar con ella hacia su oficina, pero, antes de que ella pudiera llegar allí, la chica por poco se desmaya – Sofia, vamos, llamaremos a un médico. Connor metió a su abogada dentro del auto y se sentó al lado de ella, enseguida pidió al conductor que los llevara a la mansión Thompson, donde los esperaba la medico de cabecera de la familia. Connor estaba muy preocupado por ella. –Se encuentra bien, tiene la tensión un poco alta, será cuesti

