—¿Cómo se siente ser rechazado por tu propia hija? ¿Duele? —La voz de Raquel era suave, sin embargo, sus palabras se clavaron directamente en las heridas internas de Connor.
—Mucho, pero sé que lo que siento no se compara con lo que ellos han sentido todo este tiempo, lo sé —Connor asintió con la barbilla temblorosa.
Al ver lo patético que se veía el CEO, Raquel sonrió con amargura, y sin decir una palabra, se acercó y se sentó en una de las sillas cerca de la mesa.
—Es bueno que lo sepas, el sufrimiento que ellos experimentan nunca será comparable al tuyo ¿Cómo podría serlo?
Raquel levantó la vista, examinando el lujoso interior de la habitación.
—Vives en un lugar tan bonito, mientras que nosotros tuvimos que alquilar un apartamento destartalado durante muchos años, sólo aquí Louis
