Capítulo 1 – Volviendo a la ciudad del destierro.

1979 Palabras
Cinco años después, Sofia había logrado salir de la misera en que la dejó aquella noche, después de abandonar la ciudad y su universidad la chica fue a vivir con una tía, quien se encargó de que ella tuviera todo lo necesario para poder terminar sus estudios como abogada. Sofia había conseguido graduarse con honores, todo gracias a sus padres, que nunca la desampararon incluso estando lejos y gracias a ese nuevo motor en su vida: dos pequeños ángeles que habían nacido para darle mas coraje y valentía. Aunque al principio había pensado que ellos dos eran una maldición, Sofia terminó por darse cuenta de que era todo lo contrario, ella no podía hacerlos pagar a ellos por lo que había pasado y por el contrario a lo que habría pensado, ellos no habían hecho más si no impulsarla. Sofia en ese momento, era una de las abogadas de empresas más prestigiosas del país. –¡Louis, Emily! ¡Mamá está en casa! – gritó ella a los gemelos, una vez que regresó a su hogar. Al escuchar el llamado de su madre, los ojos de una niña pequeña brillaron. El brillo gris superaba el de las estrellas, emocionada, ella quitó el libro de su regazo y se deslizó de la cama mientras competía con su hermano por quien llegaba primero a los brazos de mamá. –¡Mamá está en casa! ¡Mamá está en casa! – chillaron emocionados, juntos corriendo escaleras abajo. Justo después de que Sofia dejara las bolsas de plástico en la mesa, los gemelos se lanzaron sobre cada una de sus piernas. Al ver a esos pequeños alegres, su cansancio desapareció. Sonrió y acarició a los niños suavemente. –¿Por qué corren tan rápido? Les dolerá si se caen. Mostrando sus dientes pequeños, Louis sacudió la cabeza firmemente. –No voy a caerme, mamá. Mis piernas son fuertes. –Las mías también – dijo Emily mientras movía su largo y grueso cabello. Se parecía exactamente a una copia de Sofia. Solo que sus colores de ojos eran diferentes, y el cabello de Sofia acababa de ser cortado a la altura de los hombros. En cuanto a Louis... era una réplica perfecta de ese diablo de ojos grises. Aun así, Sofia los amaba demasiado. –¿Qué compraste, mamá? – El pequeño dedo de Louis señaló hacia las bolsas de plástico. –¿Es por eso que llegaste tarde? La alegría de Sofia de repente se desvaneció. Realmente el motivo de su tardanza había sido uno muy diferente, la mujer cada vez tenía más trabajo y eso se estaba reflejando en su salud, que se estaba debilitando. Era cierto que Sofia tenía todo lo que necesitaba y mucho más, pero sacar adelante a los gemelos como una madre soltera estaba pasando factura en su salud. La mujer incluso estaba planteándose conseguir un nuevo empleo, uno en el que no tuviera tan largas jornadas de trabajo y pudiera compartir mucho más con los gemelos, quienes últimamente pasaban más tiempo con la niñera que con ella. –¿Son Libros de cuentos? – preguntó Louis revisando las bolsas. Lo único con lo que Sofia sentía que podía recompensar su ausencia, además del tiempo de calidad que pasaba con ellos cuando podía, era con los costosos regalos que les hacía. –¡Mira esta consola de juego, Emily! Es el último modelo. Debe ser caro. Sofia tuvo que fingir una sonrisa. Se sentía mal por los gemelos. Pronto cumplirían cinco años e irían al jardín infantil, pero su madre cada vez tenía menos tiempo para ellos. En su habitación, Sofia suspiró mientras pensaba en que, si los gemelos hubieran crecido con un padre presente, ella no habría tenido que sufrir tanto y probablemente en ese momento estaría mejor de salud. “¿Debería buscar a ese demonio de ojos grises y exigirle responsabilidad? Su corazón no puede ser tan duro como para rechazar a sus propios hijos” – pensó en medio de la desesperación. Él era el padre, tenía que responder y pagar por lo que hizo cinco años atrás. Un segundo después, Sofia parpadeó y alejó el desespero de su mente. –No. Ese hombre cruel no dudaría en matarme. Louis y Emily podrían convertirse en huérfanos en un instante, o incluso ... seguirme al cielo. "¿En qué estás pensando, Sofia?" – se cuestionó a sí misma. Justo mientras estaba allí pensando sobre ese pasado que parecía no lograr dejar atrás, Sofia recibió una llamada de su madre, había pasado algunos días en que no habían hablado, así que la mujer no dudó en responder. –Cariño, tengo noticias – dijo en medio de sollozos – es tu padre, cariño, él ha fallecido – soltó de inmediato. Los ojos de Sofia se llenaron de lágrimas, no supo que responder, en lo único que pudo pensar era en la nueva desgracia que llegaba a su vida. Su padre era el mejor hombre que ella había conocido en la vida y a pesar de eso, los últimos años ella se había comportado como una ingrata porque no tenía tiempo para visitarlo, aquello fue un peso muy grande en el corazón de la mujer. –No puede ser – soltó de repente – madre, ¿Cómo es posible? –Fue un ataque al corazón, nadie lo vio venir – su madre se llenó de lágrimas que le impedían hablar con regularidad – Tienes que venir, yo no puedo hacer esto sola. –Claro que iré – en medio de la tristeza, Sofia tomó una decisión. Sabía que su jefe no le iba a dar el permiso para ausentarse un tiempo, sin importar si era el funeral de su padre o no, por ello, tomó la decisión de renunciar, ella era una abogada excepcional, no iba a ser difícil conseguir un buen empleo. Sofia colgó a la llamada y prometió a su madre que iría tan pronto como pudiera, ella no tardó demasiado en hacer lo arreglos para el viaje, al día siguiente en la tarde, los niños y ella estuvieron en el tren que los llevaría a casa. –Mamá, ¿Por qué estás tan triste? – preguntó Emily, viendo a su madre llorar mientras veía a través de la ventana. La mujer no podía evitar pensar en todos los recuerdos que tenía sobre su padre, aquellos buenos momentos cuando ella era una niña, cada vez que él le ayudó con algunos de sus deberes escolares e incluso la forma en que la consoló esa noche en que ella llegó a casa diciendo que quería marcharse de la ciudad. Su padre había sido un buen hombre. Por otra parte, volver a esa ciudad le recordaba todo lo que había tenido que dejar atrás por culpa de ese hombre. Cuando llegó a la casa de su madre, los niños se pusieron igual de tristes que ella cuando vieron al abuelo en el cajón, su madre ya había hecho todos los preparativos del funeral, la familia estaba reunida y Sofia pudo consolar a su madre. Justo durante el funeral, Sofia recibió una llamada, así que la mujer se ausentó y respondió. –¿Sofia Herrera? – preguntó la otra mujer al otro lado del teléfono. –Ella habla. –Sofia, le estoy llamando del grupo Thompson, mi nombre es Vivian Bell. Actualmente tenemos una plaza abierta para ser la abogada de nuestra corporación, es un puesto que necesitamos cubrir de inmediato, pero, sobre todo, necesitamos alguien capacitado. Dígame si le interesa, para enviarle todos los detalles a su email. Los ojos de Sofia se iluminaron, ni siquiera había pasado un día y ya tenia una oferta laboral en la mesa. –Claro que sí, me interesa, déjeme los detalles, por favor. Vivian se despidió y entonces colgó a la llamada prometiendo que enviaría los detalles, aquello fue un alivio, pues Sofia y los gemelos tenían un estilo de vida sumamente costoso, además, los niños entrarían pronto a la escuela y Sofia debía encargarse de eso, además de terminar de pagar la costosa mansión que había comprado para sus padres. En medio de la tragedia, ella se sintió aliviada, mientras pensó en que quizá era momento de volver a su ciudad, no quería dejar a su madre sola. Ya había pasado mucho tiempo desde esa noche, era momento de echar raíces nuevamente en un lugar más estable. La chica guardó la información enviada por Vivian y entonces se agendó para ir al día siguiente. El funeral terminó poco tiempo después y Sofia acostó a los niños y se durmió ella para estar fresca para su entrevista. A la mañana siguiente, la mujer se arregló con el mejor vestido que tenía, debía ir bien presentada si quería obtener ese puesto en esa importante compañía, se arregló el cabello y se puso un poco de maquillaje en el rostro. Sofia dejó desayuno para que los gemelos comieran y entonces salió de casa. Llegar a la gran empresa no le costó demasiado, después de todo, aquel sitio era uno de los más reconocidos, incluso por los taxistas. –Buenas tardes – saludó a la recepcionista – tengo una entrevista con Vivian Bell. La recepcionista sonrío con calidez y llamó a Vivian, la encargada de recursos humanos, quien de inmediato se dispuso a ir a la recepción. –Vivian Bell, mucho gusto, es un placer tenerte aquí. Me alegra saber que estás interesada en ser nuestra abogada representante – dijo la mujer, estirando su mano a Sofia, quien la estrechó de inmediato y le sonrío con amabilidad. –Si, estoy muy interesada. –No solemos hacer esto a menudo, realmente nunca llamamos ofreciendo una vacante directa, pero estamos un poco desesperados, necesitamos a alguien urgente y tenemos las mejores referencias suyas – dijo Vivian, llevando a Sofia hacia su oficina. Una vez que estuvieron sentadas, la entrevista comenzó con Sofia contándole un poco de su experiencia a la mujer. –Bueno, realmente el grupo está buscando la mejor abogada. Y aquello puede sonar como un trabajo sencillo para ti, es sumamente demandante, nuestro CEO es un hombre exageradamente trabajador y exigente, en los últimos tres años solamente, ha cambiado de abogado corporativo diez veces. –¿Diez veces? – Sofia frunció el ceño. “Debe ser un hombre muy tirano”, pensó la mujer. –Nuestro CEO es un perfeccionista. Odia los errores y le gusta el trabajo duro, por lo tanto, necesitamos una abogada profesional perfecta para él. La naturaleza de este trabajo es de suma delicadeza. Sofia frunció los labios, no quería otro trabajo en donde no tuviera tiempo para los niños, sin embargo, estaba dispuesta a probar por algunos meses en esa compañía. –Tengo lo que necesito, soy una excelente abogada, mis recomendaciones lo dicen – sonrío orgullosa de sí misma – no sé porque han despedido a tantos abogados anteriormente, pero créame, yo no seré parte de esa lista. A Vivian le generó muy buena impresión la actitud de Sofia, ella iba a ser sin duda una buena adición a la empresa. Un segundo después, Vivian colocó un contrato sobre la mesa. –Esta es la compensación que ofrecemos en la primera semana si estás dispuesta. Tu sueldo irá en aumento si continúas haciendo el trabajo como el CEO lo quiere. Para aquel momento, tanto Vivian como Sofía estaban igual de atadas de manos, después de todo, Sofia necesitaba un trabajo y por otro lado, Vivian necesitaba encontrar a una mujer que aceptara ser la abogada de la corporación de Connor Mitchell. –Acepto – dijo Sofia, en cuanto vio la cantidad de ceros de su sueldo, que incluso era superior al que ganaba anteriormente. Aquello sería suficiente para sostener sus gastos y gustos, los gemelos podrían ir a la mejor escuela privada e incluso ella podría comprar un nuevo auto que tanta falta le estaba haciendo.
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