— Aún no puedo creer que Rocky nos dejara quedarnos aquí esta noche, es muy amable —dijo Sofia mientras entraba en el dormitorio. Connor, que caminaba detrás de ella, cerró la puerta con una sonrisa brillante. —Sí, es muy amable, entiende lo que quiero. Sofia frunció el ceño y se giró para mirar a su esposo. —¿Qué es lo que quieres? — su voz era ronca. Connor la tomó por la cintura, arrugando un poco su camisón. — ¿De verdad no lo sabes? — su voz era suave y provocadora. Sofia frunció los labios y jugando con su dedo sobre el hombro de Connor, negó con la cabeza. —Creo que ya tienes todo lo que querías, el apoyo de los gemelos, la bendición de mi madre y a mí... Connor también sonrió y lentamente, fue acorralando a Sofia hacia la cama. — Hay algo que aún no he conseguido —se incl

