Como todo un caballero, una vez que llegamos frente a un restaurante llamado “El Mirador Social Club”, al cual eligió traerme, Neizan me abre la puerta de su auto y me ofrece su mano para ayudarme a bajar —Gracias— Le digo mientras bajo y él me sonríe. —De nada linda— Dice y sonrió con lo diferente que suena esa palabra en su boca. Observo el lugar y sonrió —Está en el medio de la nada— Bromeo. —¡No! Ya vas a ver… la vista es alucinante— Explica y para mi sorpresa me toma de la mano haciendo que fije mi mirada en estas y él se sonría —¿Te molesta que te agarre de la mano? — Me pregunta divertido y niego. —A mi no me molesta que vos me agarres lo que quieras— Digo entre risas que nos contagian ya que sabemos muy bien a lo que me refiero y por alguna razón él se acerca a mi oído. —A mi