—¿Puedo quejarme de la semana de mierda que hemos tenido? –cuestiona Alexander haciendo una mueca. —¿Va a dejar de ser una semana de mierda si te quejas? —No, pero necesito desahogarme. —Visita un psicólogo. —¿Vas a negarme que ha sido un puto caos la semana? —No, Alexander. Pero quejarme no va a solucionar nada, tomar cartas en el asunto si. —¿Qué vas a hacer entonces? —Matarlo, supongo. —Ni siquiera sabes dónde está o quién es. —Pues la próxima vez que lleve flores para mí esposa, averigua de dónde vienen. ¿Quieres? —¿Yo? Es tu esposa no la mía. —Es una orden, Alexander. —Pero Anthony... —De Anthony nos encargamos nosotros...es decir, Gin se hará cargo. Eso la mantiene ocupada. —¿Cuándo volverá la rusa? —En unos días según le dijo a Gin. —¿Cómo van ustedes dos