[MAIA]
La cara de triunfo de mi esposo es indescriptible. No sé cómo lo ha sabido, o mejor dicho porque ha tenido esa corazonada. Es tanta la felicidad que sentimos que tuvimos que venir a este hermoso café frente al coliseo; uno que sin duda alguna es de nuestros favoritos. Samuel una vez más se convierte en un caballero de noble armadura que no me deja hacer absolutamente nada.
Ha pedido un chocolate caliente para mí y uno de esos exquisitos tiramisús que preparan aquí para mí. En cuanto para él, se ha pedido un café y esos cannolis que tanto le gustan. Es inevitable no emocionarme al vernos aquí en un momento como este. Tampoco puedo dejar de preguntarme si esta vez las cosas saldrán bien para nosotros.
—¿Cómo lo supiste? —me atrevo a cuestionarle rompiendo el silencio.
Samuel me m
