Lo único que puedo agradecerle a Víctor es haberme regalado una parte de él que son mis pequeños gemelos, su amor es lo único que necesito para sanar esas heridas que su padre me hizo sin piedad —¡Tía, ya llegué! Mi tía es la que se encarga de ellos cuando trabajo hasta tarde aunque no es casi seguido pero ella siempre me ayuda con ellos al ir por ellos a la escuela. —Mey, al fin llegas, comenzaba a preocuparme por ti. Oye, te tengo una sorpresa. —¿Así? Ella entra a su habitación y luego sale acompañada de mis padres dejándome atónita, ¿Qué hacen ellos aquí, ni siquiera saben de mis hijos? Me van a matar, seguramente me van a matar. —No puedo creerlo —Papá me abraza con una sonrisa enorme —Mi niña, estas hermosa, tantos años… y luces espléndida. Me quedo sin habla porque no se