Cindy Green. El gran día llegó, y Gina me sacó de la cama a primera hora de la mañana, con globos y un latte de mi cafetería favorita para festejar que “volveré al juego” y representaré lo que construyeron los Green. Sólo espero poder sobrellevar el peso de mi apellido en mis hombros, sin desistir otra vez. También me hizo prometerle que la diversión este fin de semana será sana y que beberé poco alcohol, además de mantenerme lejos de los excesos que suelo consumir; aunque todos sabemos que eso es algo ya propio de mí, luego de hacerse una mala y repetitiva costumbre en las innumerables fiestas a las que asistí en estos últimos meses. En cuanto llegamos con el taxi a la entrada del Aeropuerto Internacional John F. Kennedy, la convencí de que subir sola al avión era lo mejor, ya que, si