Christine La fiesta se encontraba en pleno auge, de hecho había dejado de pensar en todos los problemas que nos acechaban y solo me dispuse a festejar, bailando y riendo con familia, amigos y mi compañero. Matías había congeniado tan bien con la mayoría de los presentes, que se sentía como si hubiera sido parte del grupo desde el principio. —¿Estás divirtiéndote, cariño? — asentí y abracé a mi padre, recostando mi cabeza en su hombro. —Lo hago. Voy a extrañarlos cuando regresen a la manada. —Aún no nos iremos. No hasta que el caso de Matías acabe y los responsables de los atentados estén tras las rejas. —Matías aún no me dicho nada y sé que tú tampoco lo harás, primero porque este no es el lugar para hacerlo y segundo, porque aún me ves como esa pequeña niña que debes proteger. D

