Christine Llevo dos largos días sin tener ningún tipo de noticias de Matías. Cuando mi madre llegó aquel día al hospital, mi compañero había recibido una llamada de la estación de policías, luego de la cual se había ido. Había enviado mensajes, pero ante mi respuesta, volvía a desaparecer y ya estaba sintiéndome bastante molesta con eso. A diferencia de él, mis padres no se despegaban de mi lado, procurando que nada me faltará o que no hiciera ninguna insensatez. Lo malo es que dentro de cinco minutos, estoy segura de que van a molestarse, pero tengo una vida que debe continuar y no será aquí encerrada. Lista para enfrentar sus quejas, salí de la habitación y me acerque a la cocina, caminando hacia la heladera y sirviéndome un poco de jugo, bajo su atenta mirada. —¿Vas a algún l

