Matías —¡Quiero que los traigan ahora mismo! — grité, completamente frustrado con los oficiales a mi alrededor. — No me importa la cantidad de veces que deban recorrer este maldito hospital, ni la cantidad de habitaciones que deban revisar, no nos iremos hasta que los tengamos con nosotros. —Pero no creo … — volteé hacía Robles, con una mirada molesta. Estaba harto de sus excusas, habíamos pasado casi cuarenta y dos horas tratando de descubrir a los idiotas que habían ayudado a escapar a Tobías Montés Acuña. Nos había costado encontrar las grabaciones, pero una vez que lo hicimos, debimos encontrar a las personas que se veían en las imágenes. La habitación del desgraciado se encontraba custodiada por tres oficiales, los cuales no se apartaron en ningún momento de su lugar de trabaj

