Lyra Nunca había sido una persona muy paciente, pero ahora, mientras me encontraba a la espera de noticias sobre mi padrino y mi compañero, descubrí que era una persona que carecía, en verdad, de paciencia. Los minutos pasaban y pasaban y nadie salía a decirnos nada, cuando una hora paso, sentía que podía trepar por las paredes, al igual que una araña, tratando de resguardarse en su tela. Sabía que Abby se encontraba igual que yo, pero ella a diferencia de mí, no se quedaba quieta, sino que iba y venía a través del pasillo. El tap, tap, tap, de sus zapatos chocando contra el suelo, eran lo único que rompía el silencio sepulcral en este lugar. Tenía tantas ganas de gritar, pedir o exigir alguna información, pero era consciente de que nada lograría con ello, solo que me sacarán

