Me despierto de una siesta luego de mi intercambio con Liam sobre la visita de Michael. Miro a un lado y veo el móvil. Una parte de mí quiere encenderlo y llamarle, pero la otra sabe que no tiene por qué disculparse por algo que no hizo. Además, hacerlo sería como darle la razón sobre mi comportamiento. Sin embargo. Tomo el mismo y lo enciendo. Me siento en la cama y resoplo cuando las notificaciones de mensajes llenan la pantalla. Los mensajes solo dicen que responda. ¿Ni siquiera una disculpa? Eso me encabrona más. Salgo de la cama y como no tengo ganas de bajar por algo de comer, ni de ver a nadie. Me encierro en la habitación de enfrente a trabajar. Pero, si creo que me dejarán sola, estoy equivocada. Mi madre entra a la habitación. Nuestras miradas se encuentran y le hago u