—Me dio gusto conocerte y más trabajar contigo—Michael dice mientras me despido de él. —Para mí también lo fue—respondo. —Mañana tengo unas entrevistas, pero me encantaría que vinieras al día siguiente y le des el visto bueno a la canción. —Me encantaría—digo sintiéndome pletórica. Michael y yo prácticamente le hicimos el arreglo musical a una de mis canciones y termino metiendo tres en su álbum en vez de las dos que tenía previsto en un principio. Zane llego a un acuerdo y ya firmamos los contratos. No puedo creer que ahora mis canciones serán conocidos por mi nombre y no por un seudónimo o ser presentadas por otro cantante como propias. Michael no tiene problemas en compartir créditos y es muy abierto a la hora de recibir sugerencias. Con el corazón henchido de orgullo, salgo d