Curtis Wood
Una camarera se acerca con paso medido y nos muestra una botella de vino Château Margaux, cosecha 2015. Aunque no es muy añeja, es una buena que ya he probado; y el que ella haya elegido este vino es un detalle pensado, no improvisado que no me pasa por alto.
Angelica lo observa un instante, con esa mirada suya que parece calibrarlo todo. Llenan un poco su copa al igual que la mía, pero mi atención está en ella y la camarera lo nota. Ella la toma, la lleva a su nariz, huele, saborea. Asiente. Conocedora de lo que hace, se nota que ha crecido en un mundo en el que ha tenido que aprender ciertos detalles.
—Perfecto, ¿qué te parece? —dice, en voz baja, como si fuera un secreto solo para nosotros.
Llevo la copa a los labios, pero no aparto los ojos de ella. El vino roza mi len
