Faith —Lo sé, créeme que lo sé —respondí después de permanecer unos largos segundos en silencio. Lo comprendí al fin, ahora lo que comenzaba a debatir mi mente era si lo merecía o no. Si, ahora mismo era igual de infiel que cualquiera, no había diferencia entre uno y otro porque ambos fallamos. Pero a mi parecer merecía más que migajas, no un amor a medias que luchara por mantenerme siempre en el anonimato, sino uno que no se avergonzara de caminar a mi lado. —Es bueno tener las cosas en claro —dijo terminando de comer y bebiendo todo el contenido de su copa. —¿Tú tienes claro las cosas conmigo? —pregunté dejando de lado la comida y fijándome por completo en él. —Por supuesto, somos sólo dos personas en busca de apaciguar el fuego de la lujuria. Ambos nos deseamos desde la primera ve