[OLIVIER] Nos miramos fijamente mientras que nuestros cuerpos van llegando a la cima del placer, y nos sonreímos el uno al otro cuando caemos en manos del deseo. Su sonrisa al final de cada orgasmo me hace sentir el hombre con más suerte del mundo y me hace besarla como si el mundo fuera a terminarse aquí —Soy un tipo con demasiada suerte— Le digo agitado y puedo sentir sus dedos enredándose en mi cabello de una forma sutil. —Yo también soy una mujer con mucha suerte, mira que tenerte a ti como mi esposo vale más que cualquier cosa— Susurra y de repente los dos nos volteamos a ver el desorden que ha quedado a nuestro alrededor —Creo que no fue el lugar más correcto para dejarnos llevar— Habla divertida. Acaricio sus brazos sutilmente —Cualquier sitio contigo es el correcto— Respondo con

