[OLIVIER]
Al día siguiente: 12 de septiembre
Mi esposa en un día normal ya se hubiera despertado, hecho su nueva rutina de ejercicio preparada para mujeres embarazadas, y hasta estaría preparando el desayuno, pero hoy no es un día normal. Solo quedamos ella y yo en esta casa y su hijo se ha ido junto a su familia adoptiva a Australia. A todo eso debo sumarle el secuestro que sufrió ayer y obviamente todos aquellos sucesos mientras que armábamos un plan con los expertos. La miro a mi lado de la cama aun dormida y abrazada a la almohada, y me doy cuenta de que no está bien.
Me inclino un poco hacia ella y beso tiernamente sus brazos —Cairo, hermosa…— La llamo y sigo besando su piel —Arriba dormilona— Le digo divertido y la escucho respirar profundo.
—Quiero seguir durmiendo— Se queja y
