Llegamos a Palermo a primeras horas de la mañana debido al cambio de horario. Bajamos del jet y Demetrious llevaba aún a Dylan en brazos dormido. A pesar de ser un poco más de las seis, el clima era fresco y me alegre de haberme puesto un vestido verde de corte evase con la espalda cruzada que llegaba por encima de mis rodillas. Añadí unos zapatos de tacón negros, trencé mi cabello en una clineja de lado y me puse un collar y aretes de perlas. Demetrious por su parte se había puesto una polera negra y unos vaqueros acompañados de unas botas negras, su reloj omega y las gafas de sol enganchadas a su polera. Inmediatamente al llegar al último escalón dos personas nos esperaban —Buenos días—saludo Demetrious. —Bienvenido señor—respondió uno de los hombres, hablando de manera que lo pudiera