Pronto, llegaron la pizza y la sopa. Lacey podría haber comido en la cama, pero quería salir y sentarse un rato. —Aquí tienes. —Julien colocó la sopa frente a ella y la pizza en el centro de la mesa. Luego deslizó un trozo de pizza en un plato pequeño y lo colocó frente a ella. Luego la besó en la frente. —Odio que tengas que atenderme de pies y manos de esta manera —dijo mientras él se sentaba en diagonal a ella. Julien le dio un suave apretón en la mano. —Estoy feliz de hacerlo. —Luego sonrió mientras le señalaba la comida—. Ahora, come. De repente, sonó el teléfono de Julien y él contestó: —¿Hola? —Julien se recostó contra su silla, escuchando—. ¿Está sola? La cabeza de Lacey se levantó de golpe, sus ojos llenos de preocupación. ¿De quién estaba hablando? La mandíbula de Julien