Lacey se despertó temprano al día siguiente, lista para desayunar con Arkin y luego irse a casa, pero Arkin la detuvo y la encontró cuando bajó a desayunar. —¡Buenos días! —Arkin la saludó con una sonrisa amistosa y la apartó antes de que pudiera entrar en el comedor principal con los demás cambiaformas. —Buenos días. —Lacey no podía creer la diferencia en cómo la trataban Arkin y su manada en comparación con la Manada de Plata, la familia con la que había crecido, la había tratado. Después de esta visita, odiaba irse, pero estaba ansiosa por ver a Julien. Y con el inminente ataque de las Garras Salvajes, sabía que él la necesitaba. Arkin le tomó ambas manos y la miró a los ojos. —¿Te gustaría conocer a tus hermanos antes de irte? He organizado un desayuno familiar privado para que se