Draven Alkana
No sé cuánto tiempo pasa. Quizás minutos. Quizás más. Me desconecto, dejando que el letargo me envuelva lentamente. Hasta que una sensación cálida y suave en mi brazo me obliga a volver al presente.
Suelto un jadeo cuando alguien me remueve con gentileza, sacándome de mi estado medio dormido, medio ausente.
— Draven, despierta — pide una voz varonil, algo lejana al principio, pero reconocible. Pestañeo, parpadeando con lentitud hasta que mis ojos logran enfocarse.
— ¿Qué sucede? — inquiero con voz ronca, mientras llevo instintivamente mis dedos al cuello. Siento un leve pinchazo interno, como si la tensión se hubiera acumulado en ese único punto.
— Hemos llegado — responde, retirando algunos cabellos que caen sobre mi rostro. Sus dedos rozan mi piel con cuidado, casi con
