Zoe Volkov Me pregunto cómo es que despierta, mordiendo mi labio inferior sin pensarlo. Él alza una ceja, llamando mi atención de una forma rara que me hace sonrojar sin querer, soltando el labio de inmediato. Respiro profundo, cortando nuestro contacto visual, porque seguramente es el no poder responder como quisiera lo que me hizo sonrojar. — ¿Tú qué...? ¿Y p-por qué me has metido acá contra mi voluntad? — inquiero con voz suave, sin atreverme a mirarlo. La molestia por ese atrevimiento se siente difícil de controlar, pero no imposible. Me recuerdo quién soy, buscando serenidad y firmeza. — Mis hermanos y yo debemos hablar contigo y, bueno, yo... yo quiero pedirte perdón — dice frunciendo el ceño, centrando su mirada en mí de nuevo, dejando su curiosidad flotar en el aire. — ¿Por qu