Conduzco ansioso hasta el edificio del consorcio Kepler donde se llevará a cabo la reunión para revisión del contrato redactado por ellos. Mis abogados y asistente ya se encuentran en la empresa, yo me desvíe del camino para ir a comprar algo para la castaña derramadora de café.
La noche anterior después de nuestro encuentro ella me observo en la mesa con Amara, pero solo me dio una mirada y luego me ignoro el resto de la cena que tuvo con sus padres. Ella se fue antes que nosotros, pero no salió de mi mente en ningún momento. Así que al llegar a la empresa subo rápidamente al último piso donde encuentro a un chico corriendo, pero lo detengo.
- Buenos días señor Sinclair – me saluda respetuoso
- ¿Dónde está Jenefer? – pregunto y él me observa confundido
- La señorita Brown se encuentra en su oficina atendiendo una llamada – responde
- ¿no estará en la reunión?
- Por supuesto señor, solo está atendiendo una llamada – responde sin más.
- ¿Dónde está su oficina? – pregunto
- Debo anunciarlo primero – dice, pero yo lo fulmino con la mirada.
- No voy a repetir la pregunta – digo amenazante
- Y él no tiene por qué contestar algo como eso – escucho su voz en nuestro costado, me vuelvo a verla y sonrió. Esta vestida con un conjunto gris, aunque esa falda está muy corta. – buenos días señor Sancler – ruedo los ojos al escucharla.
- Sabes perfectamente que así no es mi apellido – digo y ella se encoge de hombros.
- Adán, ve hacer lo que te pedí. Yo me encargo del señor – dice ella sonriéndome, el chico se va dejándonos solos – lo acompaño a la sala de juntas – comienza a caminar, pero la detengo.
- Espera – digo extendiéndole el vaso de Starbucks que contiene latte de vainilla. Ella lo observa y luego a mí – te hice derramar el tuyo antes – ella rueda los ojos y lo toma.
- ¿tiene veneno o alguna poción amorosa? – pregunta llevándoselo a la boca.
- Matarte sería un sacrilegio además de un desperdicio y para hacer que te enamores de mí no necesito una pócima – respondo y ella se atraganta con el café – respira – digo y ella me fulmina con la mirada.
- Nos esperan – dice caminando hacia la sala de juntas, pero cuando estamos por entrar se acerca el chico de antes.
- Disculpe señorita – llama su atención – Martin Sarmiento al teléfono – la veo fruncir el ceño mientras se vuelve a observarme.
- Lleva al señor Sancler a la sala de juntas y avísale a Christian lo que sucede – dice ella cambiando de dirección, pero antes de que se aleje la tomo del brazo.
- ¿A dónde vas? – pregunto molesto y ella me observa de la misma forma.
- Debo trabajar – responde soltándose mientras camina en dirección contraria de la sala de juntas. Molesto de su actitud camino al interior de la sala encontrándome con mi asistente, mis abogados, Christian y sus abogados. Veo que el chico se acerca su jefe y con discreción le habla. Kepler frunce el ceño, lo veo tomar su celular y teclear mientras asiente para luego ponerse en pie mientras guarda su celular.
- Podemos dar comienzo a la reunión – informa y nos ponemos en ello.
Durante la reunión y la lectura del contrato, no aparto la mirada de la puerta esperando a que por ella ingrese Jenefer, pero no lo hace lo que por alguna razón eso me molesta.
Cuando la reunión termina es medio día por lo que le digo a mi asistente que iré a almorzar. Mientras me dirijo al ascensor observo a mi dolor de cabeza caminando mientras observa algo en su celular, pasa por mi lado sin fijarse en mi presencia, entra al ascensor y yo junto a ella. Me ubico a su lado mientras escucho su celular sonar.
- Christian – habla en francés al contestar – voy almorzar, hablamos cuando vuelva. – se queda callada mientras escucho la voz de Kepler – cuando vuelva te digo. – la veo colgar mientras suspira.
- ¿Cuántos idiomas hablas? – pregunto viéndola sobresaltarse, se vuelve a verme.
- Comienzo a creer que me está acosando – dice enarcando una ceja
- Son casualidades – respondo sonriendo y ella rueda los ojos - no respondiste mi pregunta.
- Los suficientes, aunque no creo que hable uno que usted no sepa – dice divertida
- ¿trata de ocultarme sus con conversaciones?
- No tendría por qué hacerlo, pero fue algo que acordamos con Christian – dice y veo que se arrepiente de lo que dijo.
- Es una buena estrategia – pienso y es verdad - ¿Cómo funciona?
- Es una historia muy larga
- Podemos almorzar y me cuentas – digo sorprendiéndola, pero luego niega con la cabeza mientras sonríe – obvio
- ¿Qué?
- Habla francés – responde cuando las puertas del ascensor se abren
- Voulez-vous me parler de vous? (¿quieres hablarme de tu?) – pregunto y ella sonríe
- No sería adecuado – dice deteniéndose – ¿en el suyo o en el mío? – pregunta y por dios que trato de no tomarlo como una insinuación s****l, pero es imposible.
- Pero que rápida – respondo y ella rueda los ojos
- No tienes tanta suerte – responde haciéndome reír.
- Más pronto de lo que crees veras que si – respondo caminando junto a ella hasta mi auto – vamos en el mío.
- Idiota – dice ella mientras llegamos al auto. Me sorprendo al ver que ni se inmuta al verlo. Normalmente a las mujeres las impresiona un McLaren, pero a ella parece darle igual. Le abro la puerta para que suba para luego rápidamente hacerlo yo.
- ¿me dirás? – pregunto saliendo del estacionamiento y ella me observa confundida - ¿Cuántos?
- Cuatro y en este momento estoy aprendiendo tres más – responde sorprendiéndome ya que eso no lo decía el informe que me dieron de ella.
- ¿Cuáles?
- español, francés, italiano y ruso – responde observando su teléfono – además estoy aprendiendo griego, portugués y alemán.
- Solo hablo uno que tu no y tu uno que no se – respondo haciéndola levantar la mirada con interés – yo hablo mandarín y tú no, tú hablas griego y yo no – digo y ella me regala una hermosa sonrisa que me detiene la respiración un momento.
- Aun no lo hablo con fluidez – responde y yo me vuelvo a verla – mandarín también debo aprender – suena sincera
- Pero lo hablas y con el tiempo lo perfeccionaras – digo sorprendiéndonos a los dos – yo podría enseñarte.
- No lo creo – dice volviendo su mirada al celular y frunce el ceño.
- Podrías enseñarme griego – digo y es verdad, tengo negocios con Anker Katsaro y es bueno poder aprender griego.
Llegamos al restaurante y veo que ella comienza a teclear en su celular viéndose muy preocupada. Entramos al lugar y ella ni siquiera se fija en lo que hay a su alrededor y lo entiendo, trabaja para Kepler y debe acompañarlo a cenas o comidas de negocios en lugares como este.
Nos guían hasta nuestra mesa y puedo notar que está preocupada. Le corro la silla para que se siente y deja el bolso en la silla junto a ella.
- Buenas tardes – nos saluda el mesero – me llamo Jason y seré su mesero, ¿desean ordenar ahora o van a ver la carta?
- Yo quiero pollo a la plancha y ensalada – responde ella sonriéndome
- yo rabioles de champiñones – respondo – ¿vino blanco? – le pregunto y ella asiente
- ¿Cuánto llevas con tu novia? – pregunta de repente dejándome perplejo y la muy cabrona sonríe maliciosa retándome con la mirada.