82. HACER LO CORRECTO

1644 Palabras

Alma —No puedo creerlo ¿Acaso esa mujer no tiene límites para tanta maldad? —Me encantaría decirte que sí, pero sería una mentira. —Y respecto a Claudio, ¿mi madre pudo convencerlo de hablar? —Sí, por eso se entregó voluntariamente. Unos días antes de la boda cuando Francisca y Mariela estuvieron más ocupadas con los preparativos después del viaje (ya que ambas fueron con mi padre, Manuel y yo haciéndonos cargo de todas las diligencias sobre los terrenos, deudas y demás), le pedí a mi padre que fuéramos al pueblo a recoger el vestido, solo que no sabía que sería en casa de Sarah siendo esto una gran sorpresa para él. Nos quedamos hablando los tres de toda la situación, él le pidió perdón por varias cosas del pasado y ella también por otras a su vez que le agradeció por mil más, siend

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