Christian Pareciera que mis hermanos se hubieran puesto de acuerdo, porque justo cuando salí de la casa encontré a Pablo a punto de tocar la puerta, lo que en parte se me hizo extraño ya que lo normal sería que ingresara por el despacho. —¿Qué haces aquí? —pregunté desconcertado. —Vine a buscarte, un viejo compañero me trajo dejándome atrás de la iglesia y quise probar suerte por este lado —si no lo conociera bien diría que miente, pero es Pablo y él no se pondría a inventar excusas ridículas. —¿Nos vamos? Durante el trayecto me comentó cómo han estado las cosas en su vida y lo mucho que mejoraron desde que trabaja en la hacienda, y es verdad, realmente se le ve más feliz que antes. Según dice mi madre; él es el primero en levantarse y el último en acostarse todos los días, y según me