Christian No tuve la fortaleza para vivir cada día transcurrido al recordar la última conversación con Alma, apenas y pude trabajar adecuadamente celebrando cada misa, escuchando las confesiones de los feligreses y atendiendo algunas reuniones en lo que Emilio se ocupaba del trabajo de Alma. En las tardes procuraba cerrar las puertas más temprano de lo usual evitando tantas visitas y así ahogarme nuevamente en mi cama abrazando la cobija que resguardó a mi niña años atrás. Anhelaba tenerlas conmigo y cada que podía dormir soñaba con ellas en cientos de escenarios que me hacían muy feliz, pasaba el embarazo con Alma en vez de estar en la capital, veía nacer a nuestra hija y me enamoraba más de ella por su enorme sonrisa, una tan bella que se iluminaba más con los hermosos ojos azules de s