Capítulo XXIV. Posesión

1785 Palabras

Dicen que para los males de una mujer la mejor compañía a veces resulta ser una amiga o hermana, sin duda alguna planear una noche libre de hombres y con alcohol no fue bien recibida por el par de rubios, pero ambos saben que su palabra en esta discusión no tiene valor alguno, Eva no dejara de ir a la fiesta con sus amigas.      —Ustedes dos, —los señala Julieth al ingresar a la habitación de su mejor amiga—Largo, Eva, hoy es mía, —la miran sin gracia alguna y esta entrecierra sus ojos hacia ellos.      —Ok, esas miradas entre ustedes me ponen los pelos de punta, —anuncia la diva—Vikingos, nos vemos mañana, —ninguno quiere irse hasta ver la ropa que utilizara, pero la mirada que le lanza la morena los obliga a gruñir.      —Cuídate, —se despiden con un beso y se van a su casa.      —

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