Camila «Morocha, te quiero» Esa frase no para de dar vueltas en mi cabeza. Me lo dijo con tanta seguridad y dulzura al mismo tiempo, que me dejó sin habla. ¿Qué podría responderle? "¿Yo también?" "¿No te creo?" "¿De verdad?". Preferí quedarme callada y solo le sonreí. ¿Qué más podría hacer? Hace tanto que no escuchaba eso (que no viniera de mi hija) que me sorprendí por completo. Había olvidado lo lindo que se sentía. —Esta noche tengo práctica con mi banda, ¿querés venir? —me pregunta cuando empezamos a acomodar todo para cerrar el negocio. Hago una mueca. —No sé... estoy un poco cansada y hace mucho frío. —Entiendo —expresa esbozando una sonrisa comprensiva—. Igual te voy a dejar la dirección, por si te animás... Las novias de mis amigos van, no vas a ser la única chica, si eso te