Andrés Mi... ¿cuñado? se acerca a mí con expresión curiosa. —¿Fumás? —me pregunta. Miro de reojo a la morocha, que está hablando animadamente con sus primas, y asiento—. Vení. Lo sigo hasta el patio trasero, me da un cigarrillo y el encendedor y nos ponemos a fumar en silencio. —A tu hermana no le gusta que fume —comento. —Lo sé. —Sonríe—. Me lo dice todos los días. Nuestro abuelo murió por fumar y no quiere que me pase lo mismo. Celeste, nuestra prima, también fumaba mucho y... Eve la desintoxicó. —¿Cómo hizo eso? —pregunto. Suelta una risa. —La mantuvo en observación por dos semanas, le hacía la comida, y cuando Cele quería fumar iban al gimnasio. Una completa locura porque se la pasaba en el gimnasio. No puedo evitar reír. —Entonces voy a tener que dejar a la fuerza porque soy