Toma aire y continúa.
—Al principio no aceptó mis invitaciones a salir, pero después de tanto insistirle, lo convencí. Siempre me decía que se iba a casar. Un día después de terminar el trabajo no me aguanté más y lo besé, aunque se desconcertó un poco, después me correspondió.
—¿Para qué haces esto Kira? No lo entiendo.
—Este embarazo fue mi culpa, no de él.
—¿Le pusiste una pistola para que se acostara contigo?
—No.
—Entonces no tengo que escuchar nada más, si él me amara realmente como decía, no tendría porque tener ojos para otra mujer.
—Pero no entiendes, fue mi culpa —empieza a llorar desconsolada.
—Kira, tranquilízate por favor, le puede hacer daño a tu bebé.
—Ava, estoy pagando el daño que te hice, ahora Franco se enredó con otra de sus ayudantes y me dejó.
—Vaya, entonce
