4 COLT A la mierda. La primera vez que vi a la mujer en el porche, me pregunté si la belleza era una de las recién casadas que iba con Micah. Estaba sorprendido de que su esposo la dejara vestirse. Si ella fuera mi esposa, nunca la dejaría ponerse ropa. Demonios, nunca la dejaría salir de la cama. ¿Y en paseo de día dentro del establecimiento? Sí, su hombre no la merecía si no la follaba encima de una roca. Me compadecí de mi amigo. Sería una tortura saber que ese hermoso cuerpo estaba siendo follado…por alguien más. Mientras amarraba las riendas en las barandillas del porche, mis ojos estaban adheridos a ella, apreciando cada centímetro de su cuerpo; desde el cabello oscuro, amarrado hacia atrás en una cola alta que caía sobre uno de sus hombros a las ardientes puntas de sus dedos de