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Alice.
Percibo un olor demasiado fuerte en la nariz y me obligo a abrir los ojos un poco. De manera borrosa visualizo a Julia con ojos llorosos, hay dos personas más ahí, un par de ancianos, la señora es quien pasa algo con alcohol sobre mi nariz.
La imagen se vuelve nítida y puedo ver a los vecinos y... La cabra. Trato de levantarme pero me lo impide.
—Es mejor que no te muevas, ya hemos llamado a tu padre y una ambulancia.
—¿Ambulancia?
—Cuando caíste inconsciente te golpeaste la frente, aquí, –señala ella su frente–, y sangraste mucho.
—¿Recuerdas todo a la perfección, cariño? –cuestiona de manera maternal la señora.
Maternal... Eso me recuerda lo que sucedió. Mi madre está en prisión, mi abuela viene para acá, mi padre no debe de saber que yo sé lo que sé.
—
