– Sarah y yo no somos hermanas – comenzó diciendo Regina y se humedeció los labios – nosotras somos dos personas que vivieron en la misma casa. Nada más. La frase se sintió pesada, porque era similar a la relación que tenía con Leo – Sarah y Jorge son hermanos, y no hablo de que sean mellizos o hayan nacido el mismo día, me refiero a que lo son – quiso abrazar el concepto y solo logró acariciarlo – después de los rumores, el abuelo se molestó, mamá se enojó, amenazó con irse de la casa, papá intentó hacer control de daños para no tener a su padre y a su esposa peleando todo el día. Y de repente todos llegaron a un consenso. Una perfecta solución que evitaría las peleas, mantendría el matrimonio de mis padres y dejaría a todos satisfechos. Tratarme como si no fuera parte de la familia. Le

