La primera reacción de Leo, fue de incredulidad, no lo culpo, soy la más sorprendida. – Y, ¿cuál es tu respuesta? – ¿A tu repentina propuesta de matrimonio?, no, sin ver el anillo – bromeó conmigo y sonrió. – Fue real, mi abuelo es muy anticuado, juraría que creció en el siglo XIX, no en el XX, y dejó una pequeña cláusula en su testamento estipulando que sus herederos, deben continuar con el linaje. En serio, ¿quién en este siglo usa esa palabra? – Mi tío Iván planea demandarme, argumentando que no tengo intenciones de tener una familia, por eso mi mamá arregló una cita a ciegas, está buscando al pretendiente correcto, mi papá es diferente, a él no le importa con quién me case mientras lo haga y para evitar la presión, pensé en ti, mi plan era pedirte que trabajaras para mí, contarte

