"Esto es lo que deseas... ¿No es cierto, hermanita?" Me removí una vez más entre las cobijas, la habitación ahora parecía más fría, me acomodé sobre un cojín y mi estómago gruñó. —Genial... —me levanté, dispuesta a caminar de puntillas hasta conseguir la cocina. Caminé por largo rato en la casa, era un lugar hermoso, sin duda Julian tenía muy buen gusto en cuanto a la decoración de sus casas. Encontré la cocina, esta estaba amueblada de la forma que conocía y agradecí enormemente eso. Abrí el refrigerador y preparé un emparedado. —¿Asaltando la cocina? —Esa voz me hizo sobresaltar. —Julian… —puse una mano sobre mi pecho, volviéndome hacia él. Estaba apoyado del marco de la puerta, llevaba aún la camisa arremangada en sus brazos, pero ahora estaba por fuera de sus pantalones. Su cab