Capítulo 28
Isabella
Los días siguientes fueron iguales, Antoni no daba señales de recuperación, todos estábamos mal, preocupados por su estado, me sentía desesperada, cada vez que estaba con él, debía hacerme la fuerte para no llorar, aunque algunas veces se me escapaba un sollozo. Verlo en esa situación me ponía mal, me partía el alma verlo en esa cama, conectado a ese tubo.
No he podido concentrarme en los casos que tenía pendientes. Le he pedido a Dios todos los días que pronto Antoni salga del coma.
“Que pronto despierte, Dios mío”. Pedí con los ojos cerrados.
—Isabella —tocó Mariely asomándose por el umbral de mi puerta.
—Dime —la invité a pasar, cerró la puerta a sus espaldas.
—Vine a decirte que si gustas, me puedo encargar del caso de la señora Dion.
Le sonreí con suavidad
