Me sentía muy débil, traté con todas mis fuerzas abrir los ojos, pero me pesaban los párpados. —No puedo creer que le hicieras esto —se quejó una mujer que conozco muy bien. Pero su voz era voz furiosa. —Todo está bien —aseguró otra voz de hombre —¿Isabella? —dijo mi nombre con tranquilidad. Intenté volver abrir los ojos y pude poco a poco viendo los que estaban en la habitación. Sentí un gran alivio cuando vi a Alycia a mi lado. No entendía porque me sentía tan débil. —No te preocupes todo está bien —me tranquiliza mi amiga —Es solo un efecto. ¡Mi pequeño! —También está muy bien —me dio una sonrisa de lado — El doctor aquí los ha estado revisando. Asiento. Sentía la garganta muy seca, necesitaba tomar algo. —Ne..ce…sito agua —mi voz salió forzada. Alycia volvió a ver al do