Se me cae la boca al suelo. ¿Va enserio? ¿Acaba de tocar este extremo de verdad?
—No puedes hacer eso. El curso ya está pagado y tampoco te necesito a decir verdad.
Retarla con estas cosas no puede ser lo mejor pero tengo razón. Ya no la necesito y para un apuro pediré mi parte de la herencia de mi padre. Si ella está dispuesta a llegar a ser tan radical sólo por controlarme no voy a dejar que lo haga.
—¡Por supuesto! —espeta—. ¿Te crees que a mi me gusta tener que hacer esto? No, pero es por tu bien. En casa harás un curso, ¡hay miles de otras opciones con mejores trabajos! ¿Dibujo? No sé ni cómo se te ocurrió... Y por el curso ni te preocupes. El año que viene no volverás.
—Me parece que deberíais calmaros...
—No te metas ahora, cariño —Es increíble cómo a mi me está prácticamente
