- No creo que me arrepienta en lo absoluto de eso, pero cuando me veas casada y feliz con Jade, te avisaré - Se encogió de hombros - Por lo que después de decirte eso, te invito a que te vayas de aquí. - ¿En serio me estás corriendo? - Abrió sus ojos de par en par sin poder creerlo - ¿Me estás corriendo a mí? - Alzó el timbre de su voz ante tal humillación. - Pues no veo a otra mujer en mi despacho gritando como loca - Hizo una mueca - Así que sí, quiero que te vayas de aquí. - Te vas a arrepentir de lo que me estás haciendo Sean - Lo señaló sin pudor alguno - Créeme que te veré en la puerta de mi casa rogando por mi perdón. - Pues espérame sentada, porque eso no va a pasar ni hoy, ni nunca. Cassandra se volteó para poder salir del despacho con la poca dignidad que