Los ojos de la bailarina comenzaron a tomar un color rojizo mientras escuchaba lo que Sean le estaba proponiendo para que se tranquilizara. En esos momentos quería ser tragada por la tierra y no salir nunca de ahí, por lo que intentó zafarse del agarre que tenía en ella, pero ocasionó que saliera un gemido de dolor de sus labios. - Suéltame - Murmuró incómoda ante la proximidad que tenían los dos - Si Jade viene y nos ve así, ya no tendrás oportunidad de regresar con ella - Sean se encogió de hombros. - Créeme que es lo que menos me importa en estos momentos - Alzó su otra mano y la posicionó en el brazo de la susodicha para poder acorralarla - Quiero que me digas lo que piensas hacer Fernanda, no tengo todo el día. - No pienso contestar a nada de lo que me estás diciendo -