[Martín] Salimos del hospital un viernes por la mañana con todos los nervios presentes ha llegado el momento de comenzar a vivir esta nueva vida que ahora está increíblemente llena de felicidad, es hora de ser padre. Lola y yo bajamos del auto con nuestros hijos y tan sólo abrir la puerta le grito de “¡Sorpresa!” Inunda la habitación haciéndonos sonreír. La sala, el comedor y la terraza está completamente decorada con globos y serpentinas y en el fondo hay comida y un pequeño pastel que mi prima hizo que se lee “Bienvenidos Sabrocitos”. Los bebés inmediatamente comienzan a llorar de inmediato ante el grito y de pronto todos comienzan a perder perdón. —Lo sentimos.— Dice mi suegra mientras se acerca a los portabebés y ve a los bebés— Son tan hermosos y pequeñitos. Muchas felicidades
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