CAPÍTULO 41 IKER Los ruidos de la señora del aseo y los ladridos de mi perrita, y de la de Danielita me despiertan. Escucho su voz y su risa, sonrío. Abro un poco la puerta para escuchar de que habla. —¿Iker ya despertó? —No, y la verdad me da pena entrar a la habitación —dice la señora. —Bueno, te encargo que cuando despierte desayune, debo salir a comprar lo que hace falta en la casa, no me tardaré. Se preocupa por mí, mi Danielita. —Claro, ve con cuidado. Le agradece y le hace cariños a su perrita. Me río al darme cuenta de que no era a su perrita sino a Hani a la que le hacía cariños. —¿Eres una celosita, tú? ¿Verdad? Oigo risas, lo que daría por estar con ella en este momento y haber visto esa escena. Se escucha la puerta de la entrada, luego de despedirse nuevamente