Adam se ofreció para conducir, Joseph aun no se encontró en buenas condiciones para hacerlo. Intente disuadirlo para regresar a la casa pero estaba decidido a terminar con el sufrimiento de ambos.
Eran las tres de la mañana cuando llegamos al estacionamiento del edificio de apartamentos donde Alessandria vivía. De noche el departamento lucia aun mas deprimente que de día. Era extraño pero al mirar hacia arriba podríamos distinguir las luces del departamento de Alessandria. Era demasiado tarde para que ella estuviera despierta pero ninguno de los tres dijo nada al respecto, ni siquiera Joseph. Pero en su mirada había un brillo singular que reflejaba el gusto de saber que ella aún estaba despierta.
—Regresemos Joseph— insistió Adam por décima vez. Pero él seguía caminando sin responder a
