Llaman a todos los hombres que quedan despiertos para ayudarles a descargar cajas. En poco más de media hora está vacío el camión. Solo queda subirlas a la primera planta y colocarlas, que por las horas que son también lo van a tener que hacer ellos. — Voy a llevar el camión al supermercado — explica Enzo — vosotros id subiendo las cajas. El drogadicto se acerca. — Después podríamos hacer una pequeña fiesta. ¡Venga tío! Esto no ocurre todos los días. Enzo se deshace la coleta mientras intenta poner a su amigo nervioso. Resulta divertido observarlos sin que sufran estrés o hambre. Solo siendo felices aunque sea por poco tiempo. — Está bien, pero nada de malgastar comida. — Te lo juro — levanta la mano solemne — solo alcohol y drogas. Entre risas se monta en el camión y lo arranca. —