Llego al hotel unos cinco minutos tarde porque quiero hacer de cuenta que no estoy muy interesada en hablar con él. Si llegaba temprano se iba a dar cuenta de mi ansiedad, por lo que estuve dando vueltas alrededor del edificio durante un rato. Además, también tenía que tomar fuerzas para poder sobrellevar la situación, era todo demasiado extraño. La recepcionista me da la llave de la habitación 106 mientras me guiña un ojo. Intento no hacer ninguna mueca, pero creo que mi expresión lo dijo todo porque hace un gesto de vergüenza. Subo por el ascensor hasta el tercer piso, y respiro hondo para calmar mi tensión. No debería estar haciendo esto, creo que me volví loca. Al llegar a la puerta noto que está abierta, así que solo entro y cierro detrás de mí. Abel ya está acá, era obvio que no i

