Capítulo 28: Sanando la herida

2678 Palabras

Llego a la puerta de mi departamento, pero no puedo entrar. La charla con Roxana me hizo recordar a ese horrible momento en el que entré y encontré a Abel con otra mujer, pero ahora resulta que no era él... Mi cabeza no para de dar de vueltas y mis ojos se llenan de lágrimas. Si solo hubiera esperado un poco más, si solo hubiera pedido explicaciones, hoy no tendría tantas dudas. No estaría lamentando el hecho de que se va a casar con otra mujer, que además es una loca, y que yo no puedo quejarme porque elegí esto, decidí dejarlo antes de saber la verdad. Respiro hondo y entro a mi piso, de repente vuelvo a tener veintitrés años y recuerdo lo mucho que amaba estar a solas con Abel en este espacio. En ese sillón viejo donde nos la pasábamos besándonos o mirando películas. En la cocina, don

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