Rocío – Camilo, si es una broma, no es buena, por favor… ¡¡si hablé con ella esta tarde y está perfectamente!! Camilo – Lo sé… me pidió que no te dijera nada, por el partido… (Comenzando a creer lo que realmente estaba sucediendo) Rocío – Todos lo sabían, ¿cierto? Camilo – Se lo tuve que decir a tu entrenador cuando discutimos… (Abrazándome) Rocío – ¿Hay algo más… que no me estés diciendo? (tratando de mantener la calma) Camilo – Perdón… perdón, princesa por tener que decirte esto… De nuevo me abrazó y lloró conmigo, hasta que mis lágrimas se secaron. No pestañeaba, parecía hipnotizada. Solo quería llegar a Los Ángeles e ir con mi madre. Camilo no se separó de mi ni un solo instante en el viaje de regreso… íbamos en el avión privado de su agente, y me acariciaba el cabello, me besab